Devorando costas. Y luego nos quejamos de que el turismo se vaya a Marruecos o Túnez. Una pena que en los tiempos de la bonanza nadie se atrieviera a llevar la contraria.
Ahora tenemos unas playas alfombradas de ladrillo, sin un hueco para disfrutar de las vistas sin hormigón y con los turistas añorando aquel paraíso que era España. Las cosas se vpodían hacer mal y las hicimos aún peor. Y ahora sólo nos quedan riquísimos ladrillos para dar de comer a tanta gente que abarrota los comedores sociales (niños desnutridos incluidos). Mientras tanto, ZP en el Consejo de Estado; Aznarín cobrando en algún consejo de administración y el de ahora, voceando que estamos mejor que queremos, que esto ya marcha, que estamos que nos salimos. Y nadie hace nada. Bueno, si, alguna jueza con un par o algún juez que se juega el cuello. Pero, por lo demás, aquí pan y circo (perdón, hambre y fútbol). Y hasta nuevo aviso.
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César de Requesens dice
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