Apareció la primavera en las callesy con ella los festivales culturales que tanto dan y dejan en la ciudad. A los aficionados nos van a dejar exhaustos, pero se agradece el cansancio si es por ver buen cine, escuchar a los grandes de las letras o asistir a interesantes conciertos.
Si abril es para vivir, en Granada es también para morir(se). Acabó la Semana Santa (ya de por sí todo un espectáculo religioso-cultural que toma las avenidas) y nos encontramos con el Hay Festival que tantos ríos de tinta ha provocado. Acabó el domingo, y ya estamos preparándonos para asistir a las proyecciones del Festival de Nuevos Realizadores, una joya festivalera ya veterana que, sin demasiados medios, se ha convertido en referente de la creación emergente en los terrenos del séptimo arte. De subir y bajar a la Alhambra vamos a pasear –la tribu que recorre los actos de ‘la cul’ de lugar en lugar de proyección de los cortos que, esta vez con un enfoque más experimental, conseguirán que tengamos cine del bueno y del que no se suele ver por ningún lado.
Habrá que tomar complejos vitamínicos para lo que queda de mes y de primavera. Después llegará la Feria del Libro, que este año viene cargada de periodismo, un guiño mediático que puede que reactive al adormilado público y, esperemos, las soporíferas actividades que se suelen programar para atraer al respetable. Luego vendrá el Festival Internacional de Poesía de Granada, una iniciativa que está cuajando con los años y que éste quedará rematada por la entrega, el último día, del flamante premio Federico García Lorca de Poesía. Los autobuses volverán a decorarse de palabras que despierten el ánimo y las mentes de los pasajeros; los buzones volverán a llenarse de cartas con palabras limpias gracias al trabajo de los poetas. Un abril hermoso.
Y luego (saltándonos el puente del Día de la Cruz, esa cruz que se le ha hincado en los hombros a la ciudad desde que se promocionó como el gran festival de la muchachada en busca del coma etílico) vendrá (este año no, pero el siguiente sí, es bianual) el Festival de Cines del Sur, que entrará en su segunda entrega, después de la sorpresa que el año pasado tuvimos todos con esas películas de lugares y entornos culturales tan lejanos. No vamos a parar hasta finales de junio, con el Festival Internacional de Música y Danza y su FEX de extensión cultural a toda la ciudad, del que sobran las palabras.
Seguramente me dejo unos cuantos certámenes y actos que seguramante se solaparán en el tiempo, diversificando la oferta y haciendo aún más atractivo el salir a ver qué te encuentras por ahí, en la plaza de las Pasiegas, en el Corral del Carbón o en cualquier otra parte de la ciudad. Y todo esto, con carencias de infraestructuras culturales de fuste, a la espera (¿eterna?) de que tengamos un gran Teatro de la Ópera y un segundo gran teatro en la ciudad y salas alternativas con subvenciones suficientes como para poder mantener programaciones estables. Granada será cultural o no será, porque si lo que queremos es que salga adelante a base de industria pesada lo llevamos claro.
El norte está claro porque el presente empieza a ser algo parecido a lo que debió ser la ciudad desde hace mucho tiempo. Los políticos, en su falta de reflejos, han tardado en darse cuenta. Pero parecen andar por buen camino. A ver si perseveran y se convencen de que la Cultura, además de ser un entretenimiento, genera riqueza, sueldos, edificios para la historia y, por encima de todo, despierta a los ciudadanos de su letargo frente al televisor, el gran fabricante de alienación.
Carmen dice
Gracias por la agenda… buen resumen. Un beso.