Hay quien ve un precipicio y, consciente del peligro, rectifica, lo esquiva cauteloso y redirige sus pasos por mejores senderos. Pero hay quien ve el abismo abrirse a unos metros y, contrario a toda razón, se lanza entusiasta hacia la nada, confiado en que morirá como mártir fiel a su destino. Si es un individuo el que toma la opción suicida, bueno, pues te lamentas, constatas que el mundo rebosa de idiotas y hasta puede uno acercarse a darle sepultura. Pero cuando se trata de toda Cataluña pues te pones triste, claro, y serio, y te preocupas.
Puente cultural
Centro Pompidou de Málaga. alarde francés en pleno puerto. A hora y media de Granada nada el París más cool. Y a un paso el Picasso y el Thyssen o el arte ruso de San Petersburgo. Todo un espejismo cultural concentrado en una Málaga que, astuta, ha hecho de su carencia virtud, cogiendo de prestado, a golpe de talonario, el arte con solera que no tuvo.
Abdicar del fútbol
Está claro que no hay nada mejor para los tiempos de crisis que unas firmes convicciones religiosas, ese privilegio de creer en algo que nos une con el todo aunque a nuestro alrededor todo sea pérdida y zozobra. De ahí que haya que agradecerle al ‘sagrado fútbol’ su función ansiolítica entre 2008 y 2014 para […]
Lo real es lo primero
Leí ayer otro capítulo del libro ‘Biografía del silencio’ de Pablo D’Ors, un libro que a estas alturas no hace falta ya recomendar, porque va por la sexta edición con la garantía de Siruela y está en boca de todos. Digo leí ayer. Un ayer indeterminado, pues seguiré leyendo y releyendo este libro una larga […]